Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Granada
Situada en la plaza principal de la Villa, es un edificio mudéjar de tres naves, cubiertas con artesonado de madera, y la capilla mayor profunda con ábside cerrado por bóveda de crucería en abanico y un tramo previo en forma estrellada. Son interesantes las almenas que coronan el ábside por el exterior.
Respecto a la cronología del edificio, cabría fecharlo en el siglo XIV, advirtiendo la influencia del “maestro de 1356”. Las portadas de la Epístola y del Evangelio (ésta última hoy cegada y tapada por el interior), así como la espadaña son de líneas neoclásicas. En uno de los pilares que separa la nave central de la del Evangelio puede leerse una lápida con la inscripción: “Aquí se echa la limosna para la cera del Santísimo Sacramento. Hízose siendo mayordomo Francisco Pérez Pecesero. Año de 1580”.
El coro estuvo ubicado al final de la nave del Evangelio siendo de construcción moderna, imitando el original, del lado de la epístola, sobre el que se levantaba el órgano, hoy desaparecido. Obra del siglo XVII y destruido en el XX fue el coro bajo situado delante de la puerta de los pies de la nave central, realizado con rica yesería y amueblado con sillería de madera tallada.
Todo el templo parroquial fue restaurado y consagrado nuevamente en el año 2003.
La villa de Guillena celebra sus fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de la Granada en el mes de Septiembre, siendo el día 8 el de la patrona. Como curiosidad, la vírgen de la Granada procesiona por la mañana y por la noche por las calles de la localidad.
Capilla Mayor
Capilla Mayor
El retablo principal es del siglo XVIII. En él se ubica la Titular, Nuestra Señora de la Granada, obra anónima de vestir del mismo siglo. En alto, el relieve de la imposición de la casulla a San Ildefonso, en el centro. A sus lados las imágenes de telas encoladas de San Benito y Santa Rita; debajo de éstas San Francisco de Paula y San Antonio de Padua. Junto al retablo, al lado del Evangelio se encuentra la imagen de San Sebastián. La cabeza data de 1949, obra de Manuel Pineda Calderón, mientras que el resto de la talla es anónima del siglo XVIII muy reformada por el mismo autor. En el lado opuesto, en una hornacina, una pintura mural representando a Santa Lucía, del siglo XVIII.
Las pinturas que adornan el presbiterio, de escaso valor, son obras del siglo XVIII (Presentación de la Virgen en el Templo, Desposorios de la Virgen, ambos con marcos de época, San Juan Bautista en el Desierto, y la Santísima Trinidad) y del siglo XIX (Divina Pastora, Virgen de la Leche, Abrazo de San Francisco a Cristo, Nacimiento y San Fernando Rey). La Cruz Parroquial, en plata, con decoración vegetal barroca, es obra de Juan Laureano de Pina, realizada en 1707. El nudo es una restauración del siglo XIX.
Las lámparas que cuelgan a ambos lados del presbiterio son de plata. La del lado de la Epístola, repujada con rica decoración vegetal tiene la siguiente inscripción: “Esta lámpara la dio Ana Pérez a la Capilla de Ntra. Sra. del Rosario de la Villa de Guillena por mano del Señor Mateo García. Se hizo en este año de 1747”. La del lado del Evangelio data del último cuarto del siglo XVIII estando decorada con rocalla.
Cristo de las Misericordias
Este crucificado está fechado anterior al año 1560, realizado en madera de cedro policromada. Fue el primer titular de la Cofradía de la “Santa Caridad y Misericordia a honor de la Santísima Trinidad, Padre y Hijo y Espíritu Santo, Tres Personas y Un solo Dios Verdadero, ansiemesmo de la Sancta Vera Cruz en memoria de la Pasión de Ihesu Christo, nuestro redemptor”, cuyas primeras reglas fueron aprobadas en 1560 y aún se conservan en el Archivo Parroquial, teniendo su sede en la extinta ermita de San Nicolás. Desechada esta talla como titular de la Cofradía por el nuevo espíritu conciliar de Trento, pasó a la ermita de la Candelaria (hoy Cementerio Municipal), donde presidió el altar hasta que entre los años 1933 y 1936 fue trasladada en secreto a esta Parroquia por temor a su destrucción.
El crucificado es obra de autor anónimo, de estilo manierista florentino, germen de la posterior y prolífera imaginería sevillana. Es el bien más antiguo y preciado de la Villa de Guillena. Una pieza más de las que conforman el extenso patrimonio artístico que encierra el templo guillenero. Fue restaurado en 2014.
Cristo de las Misericordias
Nave de la epístola
Retablo de Nuestra Señora del Rosario
Retablo del siglo XVIII en el que se venera la imagen de Nuestra Señora del Rosario, primitiva imagen de Nuestra Señora de la Granada. La talla es obra del insigne escultor Jerónimo Hernández, fechada en 1578. Es una de las mejores obras que este templo parroquial alberga. En el banco del retablo se ubica el Sagrario, cerrado con puerta de plata a dos caras del año 1946. En su cara exterior se reproduce una bella imagen del Buen Pastor. En la interior un racimo de uvas y espigas de trigo, alegorías eucarísticas. Este retablo fue restaurado en el año 2009.
Nuestra Señora de la Candelaria
Obra anónima del siglo XVII. Procede de la antigua ermita de la Candelaria, hoy Cementerio Municipal. En la mañana del Domingo de Resurrección procesiona por las calles de la Villa junto al Niño Jesús, ubicado en el Retablo de San José. La imagen de la Virgen fue restaurada en 2017.
Nuestra Señora del Carmen
Es un tabernáculo que nos ofrece la siguiente inscripción: “Este altar de Nª. Sª. del Carmen costeó Dª. María Martín. Año de 1796.” La imagen es de delicadísima belleza, del círculo artístico del escultor e imaginero Cristóbal Ramos. El exvoto situado al lado derecho está fechado en 1797.
Nave del evangelio
Retablo de la Inmaculada Concepción
Del primer cuarto del siglo XVII, aunque reformado en el siglo XVIII. En él se venera la Inmaculada Concepción en imagen de candelero para vestir, de gran importancia y de la misma época. Tras la restauración de la imagen en 2017, y con un profundo estudio aún abierto, podemos señalar la mano de Juan de Mesa y Velasco como posible origen de la talla, manteniendo la cautela propia al no disponer de documentación que así lo confirme.
De no ser así, sí podemos afirmar que procede de su círculo y taller más cercano. A derecha e izquierda y en alto, pinturas de San Esteban, San Juan Bautista y en el ático la imagen del Padre Eterno. Este retablo fue restaurado en el año 2010. Junto al retablo se alza una Cruz procesional de madera tallada y dorada, con apliques de espejuelos, obra del siglo XVIII.
Retablo de San José
Aquí encontramos una inscripción que dice: “Este retablo se hizo a devoción del Sr. Bartolomé García y otros devotos. Se empezó el año de 1764 y se acabó el de 1769.” Remata el retablo una pintura de los Desposorios de la Virgen. Su hornacina central alberga las imágenes de San José y el Niño Jesús. Esta última procesiona en la mañana del Domingo de Resurrección.
Ambas tallas son del siglo XVIII. Según algunos autores, en su origen, estas tallas se concibieron para la representaron de San Joaquín y la Virgen Niña. En las calles laterales se ubican las imágenes de la Virgen con el Niño, de talla completa, y de San Nicolás de Bari, ésta última, probablemente, procedente de la ermita extinta de su mismo nombre; ambas de mediados del siglo XVIII.
El juego de cruz, atril y candelabros del altar es de madera tallada dorada y policromada del siglo XVIII. Este retablo fue restaurado en el año 2008.
Retablo de la Vera Cruz
Retablo realizado en el siglo XX reutilizando piezas del antiguo retablo decimonónico de estilo neoclásico procedente de la extinta ermita de S. Nicolás de Bari, y que fue trasladado a esta Iglesia en 1856. Alberga la imagen del Cristo de la Vera Cruz, datable entre 1675 y 1728, respondiendo al realismo barroco impulsado por el Concilio de Trento. Sus brazos son articulados.
En épocas pasadas y aún cada 2 de noviembre, se procede a descenderlo de la cruz y exponer su imagen en posición yacente. La policromía original fue sacada a la luz tras los trabajos de restauración realizados en 2013, retirando la policromía añadida por Manuel Pineda Calderón en la década de los 40 del siglo XX.
La Virgen de los Dolores es obra del siglo XVIII, y su busto está firmado por Juan García de Santiago. Ha sido restaurada en el año 2017. La imagen de San Juan fue realizada en 1955 por Manuel Pineda Calderón y ha sido restaurada en 2017.
La Hermandad de la Vera-Cruz realiza su Estación de Penitencia en la tarde del Viernes Santo.